Florianópolis preserva buena parte de su patrimonio histórico, lo que posibilita acompañar su evolución, desde la antigua Desterro hasta la Floripa de hoy, como es cariñosamente denominada por sus habitantes. Tenemos el Palacio Cruz e Souza, el Mercado Público, la Alfândega (Aduana), el Museo Víctor Meirelles, además de sus iglesias y fuertes. En la entrada de la Isla tenemos el Puente Hercílio Luz, verdadero monumento y logotipo de esta ciudad tan generosa en bellezas naturales.
Floripa presenta uno de los mejores índices de ingreso ‘per capita’ y está entre las capitales que reciben más turistas, principalmente en el verano cuando, además de los gaúchos, paulistas y paranaenses que arriban en masa, cobija muchos turistas del Mercosur – argentinos, uruguayos, paraguayos.
Ya la cartografía del siglo XVIII hace registro de la Playa de Cana Vieiras, haciendo referencia a una variedad de caña que era cultivada por los azorianos, pues ellos fueron quienes iniciaron la villa de San Francisco de Paula das Cana Vieiras Como registra la historia, el pueblo fue fundado por los azorianos en 1754, siendo que su primera denominación adoptada fue la del Santo Patrono que, además, era el nombre dado a la isla que está enfrente a la Playa de Canasvieiras y que hoy es denominada Isla del Francés.
La Playa de Canasvieiras es el balneario más antiguo de Santa Catarina; la ocupación de su región es remota. Con la campaña de población de la Isla de Santa Catarina, promovida entre 1748 e 1756 muchos inmigrantes azorianos se instalaron en la región. Además de la caña de azúcar y de la pesca abundante, las TAPU’ATs de Canasvieiras producían mandioca, porotos, maíz, algodón y café.Fue también, a partir de 1780, el principal núcleo de cultivo de lino cáñamo en toda la Isla de Santa Catarina, y de ahí puede también haber derivado el nombre de la región.
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